
Henry J. Perez
Único y original
Decisiones
La vida a menudo nos presenta situaciones difíciles en las que las opciones son terribles. En estos momentos, ¿podemos decir que realmente tenemos elección? ¿Es acaso cierto que somos quienes forjamos nuestro propio destino o solo somos marionetas del azar?
Es verdad que la vida puede llegar a ser injusta. Muchas cosas nos han sucedido de las cuales no podíamos hacer nada para evitarlas: la pérdida de nuestros seres queridos, la carga de una responsabilidad que no queríamos o la tiranía, real o simbólica, que nos oprime. Son ejemplos de circunstancias que no podíamos evitar y, por lo tanto, tampoco escogimos.
Siempre sucederá algo, mas no por eso dejará de ser la responsabilidad que tenemos. Nadie más puede cargarla por nosotros.
No podemos huir de nuestra responsabilidad
Podrías pensar que forzarte a tomar una decisión es injusto, y puede que así sea; lo más fácil sería dar un paso atrás y dejar que todo se resuelva solo. Al final, tú no escogiste que las cosas terminaran así, ¿cierto?
Pues, depende de cómo se mire, pero la inacción es una decisión que podemos tomar, como también lo es delegarlo a alguien más: eres tú eligiendo qué vas a dejar que las cosas sucedan, lo cual no tiene nada de malo en sí; sin embargo, es importante que te des cuenta de que, lo quieras o no, siempre deberás escoger. Por este motivo, debes entender que todo lo que hagas o no hagas va a tener consecuencias.
Pero no siempre es tan fácil…
No todo lo que elegimos carga la misma responsabilidad. Para empezar, es muy difícil predecir todas las consecuencias de lo que hacemos. La realidad es que hay decisiones que simplemente no son fáciles de tomar y momentos en los que no hay muchas opciones, ante esto, ¿cómo podemos asumir las consecuencias de nuestras acciones en dichas circunstancias? ¿Acaso no es lo mismo que no tener elección?
¿Sabes qué?, tienes razón, escenarios como esos no son justos y no podemos responsabilizarnos por todo aquello. No obstante, por muy cruel que suene, incluso en tales momentos el espíritu humano, defínalo como usted quiera, puede, en un acto de rebeldía, anteponerse a dicha situación al no renunciar a la última de sus libertades, ¿a qué me refiero con esto? Bueno, Viktor Frankl, un hombre que vivió en carne propia los horrores del Holocausto, definió en su libro El hombre en busca de sentido la última de las libertades humanas como:
“L*a elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias” (Viktor Frankl)*
Lo que quiere decir que, incluso ante la peor de las circunstancias en la que el ser humano se encuentre, como aquella del Holocausto, siempre su espíritu tendrá el poder de decidir y eso nada ni nadie se lo puede quitar.
Entonces… ¿estamos condenados a escoger?
Bueno, está claro que siempre tendremos al menos una elección que hacer en nuestras vidas, decidir no es opcional. Sin embargo, lo que sí es opcional es aceptar dichas consecuencias con toda la dignidad que podamos y seguir adelante.
Es cierto que nos podemos equivocar en el camino, solo quiero que recuerdes que vamos a vivir una vez, nada de segundas oportunidades; por lo que podemos empezar a aceptar nuestra circunstancia actual, con errores y todo, para así poder empezar a cambiarla. Es una tarea difícil, pero es en esa dificultad donde yace el valor de la tarea.
En última instancia, incluso si nuestras acciones parecen “insignificantes”, incluso si las condiciones en las que estamos nos limitan, incluso si nos abruma el número de opciones o nos faltan, siempre habrá una oportunidad de tomar una decisión que nos acerque a aquello que consideramos valioso e importante. Y quizás sea en ese momento donde realmente podemos dejar de estar a merced del destino y empezar a tener control sobre nuestras propias vidas.
Por lo que ya no hablaríamos de estar condenados a escoger, sino de ser libres de vivir.